Después de la lectura del Capítulo V de Soledad Romero sobre el Proyecto profesional y Vital en el libro de L.Sobrado y A. Cortés sobre Orientación profesional, se han extraído las siguientes ideas:
Romero Rodríguez, (2004) comenta que
el Proyecto Profesional y Vital se trata
de una construcción activa en la que el protagonista trabaja y expresa su
propia imagen. Este proceso implica y requiere una serie de conocimientos
esenciales así como habilidades y actitudes que va a permitir a la persona
explorarse y concretar su plan de acción, generando con ello el “despegue” de
su desarrollo y crecimiento personal.
Queremos enumerar, así como
describir, los rasgos que podría caracterizar a un proyecto de esta índole, y
por ello vamos a contar con las aportaciones que nos proporciona Romero
Rodríguez (2004). Estas características son las que se presentan a
continuación:
·
Construcción
intencional y activa desarrollada a lo largo de todo el ciclo vital del
orientado: Se trata de una búsqueda
constante del sentido de su propia vida, comprendiendo le presente,
relacionándolo con el pasado y mirando hacia el futuro.
·
Concreción
en un Plan de Acción abierto a oportunidades:
Mirando su historia de vida personal y lo que el entorno lo ofrece,
podrá aprovecharlo para su proyección y beneficiarse de todo ello.
·
Libertad:
Su construcción ayuda a la persona a relativizar los estereotipos y, en este
sentido, a potenciar sus capacidades en torno a la autonomía personal y
profesional.
·
Colectivo
y social: Se
va elaborando a partir de la vivencia de numerosas experiencias de la persona
en un contexto concreto de su vida. El trabajo en grupo puede beneficiar el
desarrollo de sus actuaciones favoreciendo de este modo a su crecimiento
personal, al del propio grupo y al de su entorno.
Además, en
este proceso de orientación hemos seguido una serie de fases, definidas por
Romero (2009), las cuales nos servirán para tener una guía común a seguir con
nuestros orientados. Estas fases que seguiremos serán las siguientes:
- Exploración: es la primera de las tareas vocacionales a desarrollar por parte de la persona que se orienta. Deben ser explorados componentes tanto afectivos como cognitivos. Para nuestros orientados usaremos el balance de competencias para completar esta fase.
- Cristalización: desde esta fase se construye el propio autoconcepto profesional y se elaboran las preferencias por determinados estilos de vida y campos profesionales.
- Especificación y toma de decisiones: esta tarea supone aprender a descubrir nuevas ideas y formas de acción, teniendo en cuenta el carácter evolutivo y provisional de las decisiones tomadas. La realización: constituye un proceso de anticipación y planificación de la acción a emprender una vez adoptada la decisión. En esta fase se describe en detalle la acción que se va a llevar a cavo y se anticipan el tiempo y las consecuencias de dicha acción.
Entre las técnicas que se destacan la historia de vida, el Balance de Competencias, trabajo de proyectos, fotolenguaje, técnicas de dinamización de grupos, entrevista en profundidad, y los registros narrativos.
Referencia Bibliográfica:
Romero, S. (2009). El proyecto vital y profesional. En L.M. Sobrado y A. Cortes (coords.), Orientación Profesional (119-141). Madrid. Biblioteca Nueva.
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