martes, 3 de marzo de 2015

PROYECTO PROFESIONAL Y VITAL

Después de la lectura del Capítulo V  de Soledad Romero sobre el Proyecto profesional y Vital en el libro de L.Sobrado y A. Cortés sobre Orientación profesional, se han extraído las siguientes ideas:
Romero Rodríguez, (2004) comenta que el Proyecto Profesional y Vital se  trata de una construcción activa en la que el protagonista trabaja y expresa su propia imagen. Este proceso implica y requiere una serie de conocimientos esenciales así como habilidades y actitudes que va a permitir a la persona explorarse y concretar su plan de acción, generando con ello el “despegue” de su desarrollo y crecimiento personal.
Queremos enumerar, así como describir, los rasgos que podría caracterizar a un proyecto de esta índole, y por ello vamos a contar con las aportaciones que nos proporciona Romero Rodríguez (2004). Estas características son las que se presentan a continuación:
·         Construcción intencional y activa desarrollada a lo largo de todo el ciclo vital del orientado:  Se trata de una búsqueda constante del sentido de su propia vida, comprendiendo le presente, relacionándolo con el pasado y mirando hacia el futuro.
·         Concreción en un Plan de Acción abierto a oportunidades:  Mirando su historia de vida personal y lo que el entorno lo ofrece, podrá aprovecharlo para su proyección y beneficiarse de todo ello.
·         Libertad: Su construcción ayuda a la persona a relativizar los estereotipos y, en este sentido, a potenciar sus capacidades en torno a la autonomía personal y profesional.

·         Colectivo y social: Se va elaborando a partir de la vivencia de numerosas experiencias de la persona en un contexto concreto de su vida. El trabajo en grupo puede beneficiar el desarrollo de sus actuaciones favoreciendo de este modo a su crecimiento personal, al del propio grupo y al de su entorno.

Además, en este proceso de orientación hemos seguido una serie de fases, definidas por Romero (2009), las cuales nos servirán para tener una guía común a seguir con nuestros orientados. Estas fases que seguiremos serán las siguientes:
  •          Exploración: es la primera de las tareas vocacionales a desarrollar por parte de la persona que se orienta. Deben ser explorados componentes tanto afectivos como cognitivos. Para nuestros orientados usaremos el balance de competencias para completar esta fase.
  •      Cristalización: desde esta fase se construye el propio autoconcepto profesional y se elaboran las preferencias por determinados estilos de vida y campos profesionales.
  •    Especificación y toma de decisiones: esta tarea supone aprender a descubrir nuevas ideas y formas de acción, teniendo en cuenta el carácter evolutivo y provisional de las decisiones tomadas. La realización: constituye un proceso de anticipación y planificación de la acción a emprender una vez adoptada la decisión. En esta fase se describe en detalle la acción que se va a llevar a cavo y se anticipan el tiempo y las consecuencias de dicha acción.
          Para finalizar, Soledad Romero (2009) comenta que la metodología de la acción educativa, desde este enfoque  debe caracterizarse por ser constructivista (construcción o¡sobre la experiencia), experiencial (autodirigido, proceso de proyección y reflexivo), fenomenológico-sistémico (aprender a reconocer, utilizar, aprovechar lo que se tiene en cada momento) y participativo (colaborativo).
           Entre las técnicas que se destacan la historia de vida, el Balance de Competencias, trabajo de proyectos, fotolenguaje, técnicas de dinamización de grupos, entrevista en profundidad, y los registros narrativos.

Referencia Bibliográfica:
Romero, S. (2009). El proyecto vital y profesional. En L.M. Sobrado y A. Cortes (coords.), Orientación Profesional (119-141). Madrid. Biblioteca Nueva.




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